RESIDENCIA PARA PERSONAS DEPENDIENTES EN SAN LLORENÇ

Ubicación: SAN LLORENÇ DES CARDASSAR, MALLORCA, ESPAÑA Fecha: 2022 Status: CONCURSO Cliente: CONSELLERIA DE SERVEIS SOCIALS I COOPERACIÓ  Superficie: 3.337,36 M2 Colaboradores: MAR FERNÁNDEZ, VALENTINA MODANO, EDUARDO PUERTES

El problema principal en el diseño de un centro para personas dependientes es la re-identificación de sus ocupantes con una nueva realidad, que ratifique su biografía individual, de continuidad a su vida anterior y favorezca las relaciones afectivas y sociales en su nueva comunidad.

Esta necesaria re-identificación debe partir de un esquema arquetípico ligado a la tradición arquitectónica mediterránea de tipologías comunales, organizadas alrededor de un claustrum: patio ubicado en el centro de un edificio sensiblemente bajo y cuadrado, heredero de los impluvium y los peristilum de las pretéritas villas romanas, y que ha evolucionado en la cultura insular en dos tipologías diferenciadas únicamente por su condición religiosa, los monasterios y las posesiones mallorquinas.

La naturaleza dual

La naturaleza dual del programa de la residencia -áreas comunales y hogares- establece la inserción paisajística de esta tipología: los hogares se ordenan entorno a un patio central, mientras que las funciones públicas se organizan de forma más relajada y se abren al entorno de la misma forma en que lo harían la iglesia y el patio de entrada en un complejo monástico. Dos logias longitudinales conectan de forma clara y concisa ambas áreas. Esta ubicación permite además que, tras una futura ampliación de la residencia realizada hacia el norte, las áreas comunes mantengan una posición central dentro del nuevo complejo reduciendo los recorridos de todos los residentes hasta ellas. 

El cuadrado que respira

Visto desde el exterior, el cuadrado residencial aparece como una fortificación prácticamente impenetrable, sin enfocar la mirada en ninguna característica natural externa a sí misma. Ese perímetro murario que se dilata al sur y al este albergando los espacios de servicio (lavandería, instalaciones, oficios, etc), protege los hogares de las connotaciones anímicamente negativas derivadas de la proximidad del cementerio y del ruido y ajetreo del contiguo almacén de materiales.

Tras esa apariencia austera y compacta, las características termodinámicas del patio permiten que los volúmenes se abran a este punto central, donde la vegetación, los porches, las galerías y los parrales los acompañan y cualifican con su presencia.

El programa habitacional se conforma a partir de un diagrama en doble esvástica, una girando en el sentido de las agujas del reloj y la otra en el sentido contrario. Los dos molinetes comparten un deambulatorio común, prolongación de las logias comunales, sobre el que se abren ocho patios cuadrados -cuatro en cada molinete- y ambos tienen extensas arcadas vegetales a lo largo de sus bordes, lo que permite que el interior y el exterior se entrelacen.

Este doble anillo produce un ritmo espacial sincopado, no alineado y no repetitivo, que está puntuado por el patrón diagonal asimétrico de los ocho patios y las salas de convivencia de los hogares. Este ritmo elimina la tristeza de los largos corredores, que no se conciben como espacios de tránsito rápido, sino como lugares con entidad propia, como calles donde encontrarse y proseguir el camino juntos.

Las logias prolongan este deambulatorio y conectan los hogares con las piezas de vida en común. El límite entre el interior y el exterior se diluye y los espacios comunes interiores y exteriores se concatenan entorno a una plaza, recuperando la socialmente vital “vida en las calles y plazas” que evitará el aislamiento de las personas mayores.