Una línea de aparente ligereza que se repliega adaptándose a la topografía del lugar y organizando el ámbito de actuación aparece como hilo conductor de la propuesta.

Los espacios interiores habitan en parte la superficie de esta línea, mientras que los vacíos resultado son, en realidad, el verdadero material y materia del proyecto puesto que permiten entender el edificio no sólo como un volumen construido, sino también, principalmente, como un volumen ausente que desdibuja intencionadamente sus límites diluyéndose en el parque.
Proponemos una pieza con carácter propio, en absoluto mimético, que busca reconocerse formando parte del paisaje del parque, configurando escenas fragmentadas, que invitan al usuario a acercarse, a mirar a través, a detenerse,… pero sin interferir en su paseo, provocando nuevos “paisajes escénicos” que transformen el Parque de los Pinos en un polo de atracción cultural en el barrio de Tetuán.