IT’S TIME TO RECONNECT. CONCURSO PARA EL PABELLÓN DE ESPAÑA DE LA BIENAL DE VENECIA 2016

Ubicación: VENECIA, ITALIA fecha: 2015 Status: CONCURSO Cliente: BIENAL ESPAÑOLA DE ARQUITECTURA Y URBANISMO. CSCAE  Colaboradores: DAVID ANTÓN

Una voluntad común para encontrar otras formas de actuar, de escuchar otras voces, de proponer otros modos para el análisis y la construcción de la ciudad, conlleva que muy a menudo sea imposible saber cuál será el siguiente paso. Sin embargo, este urbanismo incierto, “blando” y deformable, tiene la capacidad de hacer propuestas extraordinarias, de ofrecer soluciones quizá subversivas, que conllevan implícito un replanteamiento de, precisamente, el día a día.

El urbanismo y la arquitectura se han alejado de la sociedad. Han dejado el papel definitorio de la ciudad a los sectores económicos.

Paralelamente, al ciudadano se le ha alejado de la ciudad. Su capacidad de acción e interacción urbana se ha ido reduciendo hasta encontrarnos en un contexto donde -de nuevo- toca empezar, toca replantear todos los roles, empezando por la práctica misma del urbanismo y la arquitectura.

A lo largo del siglo XX el propio habitante fue dejando de ser el elemento definitorio de la ciudad en favor de una arquitectura más orientada al automóvil y al consumo que dio lugar a una nueva configuración urbana -al urban sprawl que Venturi & Scott Brown retrataban al inicio de la década de los setenta-. Los espacios públicos para el encuentro y la convivencia social dieron paso a los centros comerciales, y los principios del pensamiento moderno fueron eclipsados por otras formas en las que la ideología quedó eliminada por el bien de la economía, por el bien del consumo. Sin embargo, durante todo el proceso, el ciudadano siguió habitando ese sistema complejo y dinámico que es la ciudad.

La actual revisión internacional del modelo de ciudad y sociedad, y la definición de un nuevo lenguaje para el espacio público, pueden leerse como la necesidad de dar una base física a la esfera pública de Habermas en un contexto local, en un contexto donde los lugares de encuentro para la definición común tienden a desaparecer.

Si entendemos la participación ciudadana no como un slogan sino como un laboratorio en tiempo real para lo urbano, comienza a resultar interesante que, más que números masivos de observadores, encontremos usuarios activos, con voluntad de participación, formación y capacidad para frenar o acelerar realidades urbanas próximas, actuando desde el consenso vecinal, y con la firme voluntad de incidir en los temas de desarrollo urbano y social que les son propios.

La activación de estos nuevos actores urbanos hasta ahora dormidos, la confrontación de sus opiniones, la duda (y el debate que la duda genera), permite hacer una lectura más completa y compleja del contexto urbano local capaz de generar modelos propios de planteamiento y organización de los recursos de proximidad.

Para la creación de estos incipientes modelos de identidad cultural es imprescindible que las distintas capas (sean institucionales o independientes) se puedan autodefinir como espacios de trabajo por sí mismas. Así, los modos de activismo político basados en primero la protesta y luego la respuesta podrán, paralelamente, concretar reformulaciones de los modelos urbanos que les permitan dialogar con las instituciones.

Este nuevo sistema de producción y experimentación urbana no siempre encuentra amparo en la realidad institucional, ya que el ritmo de las instituciones acostumbra, también, a ser ajeno a los procesos de renovación urbana y a la lógica temporal de la arquitectura y la ciudad. Sin embargo, como en cualquier ámbito de la esfera pública, es indispensable que exista un diálogo responsable como base para la construcción de la ciudad, y que no se vea al otro (sea ciudadano, político o arquitecto) como enemigo, rival o estorbo en lugar de considerarnos todos como coproductores del espacio público.

Una voluntad común para encontrar otras formas de actuar, de escuchar otras voces, de proponer otros modos para el análisis y la construcción de la ciudad, conlleva que muy a menudo sea imposible saber cuál será el siguiente paso. Sin embargo, este urbanismo incierto, “blando” y deformable, tiene la capacidad de hacer propuestas extraordinarias, de ofrecer soluciones quizá subversivas, que conllevan implícito un replanteamiento de, precisamente, el día a día.

Un laboratorio urbano en estado puro que, en este nuevo tiempo, no se puede en absoluto obviar.

La arquitectura no es autónoma. Es momento de restaurar las relaciones.

IT´S TIME TO RECONNECT