Como los cuerpos en una pieza de danza contemporánea, el nuevo Centro de Producción de Artes Escénicas de Molina de Segura se pliega y repliega sobre el escenario de la parcela.

Como actores, los edificios se desplazan, giran, saltan de un punto al siguiente apoyándose apenas en la punta de los pies, se repliegan sobre si mismos o  abren sus brazos queriendo atrapar el vacío. La estela de su recorrido es tan solo aparentemente casual, su trazado posee la fuerza, precisión y dinamismo del movimiento que surge desde el interior. El resultado es lo contrario a una imagen congelada, mas bien es una impresión, la sensación o la huella de un instante, un paisaje escénico.