REHABILITACIÓNDE DE LA FACHADA DE LA BASÍLICA HISPANO-AMERICANA DE MADRID

Ubicación: MADRID, ESPAÑA fecha: 2009 Status: CONCURSO Cliente: ORDEN DE LA MERCED PROVINCIA DE CASTILLA Superficie:  3060M2 Presupuesto:  443.700 EUROS Premios: PRIMER PREMIO CONCURSO DE IDEAS 2009

Un punto de partida que resulta estimulante. El material de trabajo es una estructura de carácter relevante, la Basílica Hispano-Americana de Nuestra Señora de la Merced, que busca retomar el espíritu que llevó a cabo su construcción mediante la rehabilitación y puesta en valor de su presencia urbana. Nuestra tarea parece clara: asumir la fuerza e intensidad que transmiten sus paramentos, similar a una gran roca, y configurar una envolvente nueva que abrace la existente suscitando una nueva  sensación de apertura que establezca un nuevo orden coherente en su escena urbana y para un nuevo tiempo.

Proponemos una “tejido” similar a los tradicionales gaviones de malla que estabilice los paramentos de fachada y de confinamiento a las fábricas. Una envoltura, autónoma volumétricamente, que arrope el edificio existente sin interferir en la estructura actual, donde la construcción original se muestre como algo difuminado detrás de un envoltorio calado. La propuesta se configura como un elemento autónomo a través de la nueva textura que confiere a la superficie del edificio permitiendo que el conjunto se revele como la suma de dos arquitecturas poniendo en valor la presencia de ambas intervenciones.

El tejido se incorpora a la construcción actual como un elemento nuevo que, permitiéndole preservar su carácter, le ofrece una nueva imagen de ligereza y apertura capaz de cualificar el conjunto de espacios públicos y edificios que la rodean. Por ello la malla no se ciñe al mero revestimiento de los paramentos de bloque de hormigón sino que configura una nueva fachada que responde de modo diferente a la plaza y a la calle. En la plaza se recupera el necesario carácter representativo de la Basílica mientras que en las calles adyacentes se reduce la escala de la intervención. La malla reconfigura y señala los accesos al templo mediante unas grandes aberturas que enfatizan su posición en la trama.

Retomando los campanarios del proyecto original del concurso de 1949, se propone una incisión ajustada a la estructura de una de las torres como si de una fotografía de Gordon Matta-Clark se tratase. De este modo, aparece un mirador, un hito urbano a modo de faro que marcará la nueva andadura de la Basílica.