La intervención en arquitecturas preexistentes obliga a la fusión de lo nuevo y lo viejo, lo que conlleva inevitablemente a la cuestión de dónde empieza un espacio y dónde acaba otro. 

Las edificaciones que conforman el conjunto de la casa de las Hermanas y del colegio San José con sus discretas fachadas a la calle, con su enlucido simple y sus ventanas enrejadas pasan desapercibidas y cargan de sentido positivo términos como cerrado u oculto, arrinconados en la actualidad por el prestigio moderno de lo abierto y a la vista.

Traspasado el umbral, los espacios se concatenan con la mirada dirigida hacia sus patios traseros. Patios que con el uso se han ido colmatando con construcciones, completando los resquicios que quedaban en la trama urbana. Esta manera de reescribir la ciudad, este saber llenar y saber aprovechar es el eje sobre el que se articula la intervención en el conjunto.